Siendo muy joven se hermanó al grito de libertad para luchar al lado del General José de San Martín, quien fue testigo de sus primeras hazañas heroicas e inigualable valor. Simón Bolívar también lo tuvo en sus filas para garantizar y consolidar la independencia de su patria. Luchó bajo las órdenes del General Alvarado en las batallas de Tarata y Moquegua, al igual que con el General Andrés de Santa Cruz en la Batalla de Zepita. En la Batalla de Junín luchó junto a Necochea. Sucre lo tuvo a su lado para lograr el triunfo en la Batalla de Ayacucho, contagiando y motivando a sus compatriotas con su valeroso espíritu y temible temperamento militar.
Su vida militar se caracterizo por su patriotismo y sacrificios. Llevó a cabo innumerables obras en ayuda a su patria, obsequió un buque a la Marina de guerra, y equipó un batallón para la defensa. El nombre de Manuel Cipriano Dulanto está inmortalizado en la galería de los héroes nacionales.
Entre sus condecoraciones figuran:
Medalla de Oro del Primer sitio del Callao
Medalla de Oro de la Batalla de Zepita
Medalla del Cautiverio de la Isla de Estévez
Medallas de las Campañas de Ancash
Medalla de Oro de los Oficiales del Ejército Libertador
Hizo innumerables obras de bien social, construyendo hospitales, asilos y escuelas donando de su propia fortuna y propiedades.
Manuel Cipriano Dulanto fue el primer Alcalde del Callao. Creador, fundador y primer Director de la Beneficencia Pública del Callao. Senador y Prefecto de la Provincia Constitucional del Callao. Miembro de la primera promoción de la Compañía de Bomberos Unión Chalaca N° 1.
Primer Gran Maestro de la Gran Logia Nacional del Peru establecida en el Callao en 1858.
Sus restos sagrados reposan en el Cementerio Baquijano del Callao, donde todos los años se honra su existencia inmortal en forma oficial por su ciudad agradecida que lo vio nacer, lo vio luchar y lo vio morir un 17 de marzo de 1867. En su lápida yace grabado en latín “Omnia Bene Fecit” que en castellano quiere decir “Todo lo Hizo Bien”.